martes, 7 de junio de 2011

SANGRE Y FRÍO


La agonía se volvió mi rostro decapitado,
en la casa de Saturno…
El podrido aire de la lujuria
se infiltraba por mis labios
despertando la advertencia de Baco.

Sus demoniacos brazos, aquietaron mi espalda,
la lengua del infame otorgó el despertar a los muertos
que atacan con odio de vivos.

Esputando en dios y en el diablo,
Sentía al dolor meciéndome en sus apretadas cadenas.
Pero la muerte, aquella noche…
aquella noche se olvido de mi terrenal existencia.
¡El cósmico veneno, empezó a brotar!
y los planetas parián esporas de fuego.

Y la muerte, aquella noche
me hizo enfrentar a la vida.
Y la muerte…
la muerte veía,
como me devoraba la vida.