Fue un encuentro más con la huella del difunto y el símbolo de la muerte, tenía un estado físico deplorable, por lo que tuvieron que aplazar una intervención quirúrgica a la que tengo que someterme.
Hace un tiempo atrás tuve una pesadilla, en la cual un cuerpo en putrefacción estaba acostado a mi lado, lo más sorprendente era que este ser tenía vida y me miraba con sus vacios ojos negros y el púrpura tono de su piel.
Saqué la fantasmal piedra siniestra de mi cofre y la coloqué en el altar para limpiarla energéticamente ya que el ambiente de la habitación se había puesto funesto, presentí que se debía al hecho de no haberle tomado en cuenta por un tiempo. Al día siguiente una molestia se hizo presente en mi garganta y gradualmente el dolor fue aumentando, la fiebre y el escalofrió aparecieron y me tenían a un paso del delirio; el ambiente de la habitación y el estado de mi cuerpo expresaban perfectamente la última fase vital…
El escalofrió de mi cuerpo me hacía sentir que invisibles serpientes se enroscaban en mis piernas, subían por mis brazos, la presencia de seres deformes que trataban de ingresar por mi abdomen, me hacia sacudir, parecía que estaba sufriendo alguna clase de posesión, el dolor en mi garganta se asemejaba al zigzagueante baile de un cuchillo y la fiebre me mantenía atado a la debilidad de mis extremidades; en aquel momento muchas ideas venían a mí, ideas que repartían tierra de cementerio en mis incerrables ojos.
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