lunes, 2 de enero de 2012

Ánima






Hablaban un idioma inentendible, esferas de energía que planificaban o la vez les condenaban a estar en la Tierra. Pululan en la negrura del cosmos, soltando sensaciones muchísimo más poderosas que el amor y el odio, algo que el animal racional, en esta dimensión y a estas alturas de involución y contaminación astral jamás entendería.

El premio se vuelve carne, el ego es invisible, y al morir pocos son los que se curan.

La suprema conciencia desplega un manto de sabiduría sobre las acciones expuestas en estados de un excitado sonámbulo y consigo traen castigos e indulgencias.

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