jueves, 27 de enero de 2011

El Estruendo



Al ingresar en aquella casa, me senté en una polvorienta banca de aquel destruido patio; observé que en las paredes colgaban unos cuadros, particularmente me llamó la atención uno; era un paisaje rojo, rojo como la sangre, y dentro de este había una mujer que sostenía en su negro atuendo la sombra de un ángel.
 Como en otras ocasiones el cielo se torno gris y la lluvia comenzó a caer con estruendoso lamento… alrededor del patio en el cual yo estaba ubicado existían unas viejas puertas, que poco a poco comenzaron a crujir mientras se abrían. Me quede totalmente inmovilizado, como si alguien me abrazara rígidamente.
De aquellos cuartos comenzaron a salir seres deformes que sostenían sobre su espalda un costal; silenciosamente pude observar que en el interior de estos costales había dos niños y una niña de muy corta edad.
No podía hablar, tampoco sentir; aquellos seres se desnudaron, se podía observar que sus órganos sexuales eran abruptamente desarrollados y exageradamente deformes.
¡¡¡Se inicio el maldito espectáculo!!!
El que aparentemente era el jefe de aquella horda, puso a dos de los niños en aquel patio en posición de cuatro patas;  el primero de aquellos seres en salir comenzó a golpear descomunalmente a uno de los niños con una barra de hierro, que después usaría para sodomizarlo, el segundo tomo de los cabellos a la niña y la arrastro hacia unas gradas, y comenzó a golpear el cráneo de ella en el filo de las gradas de cemento hasta hacer derramar su masa encefálica, el tercero comenzó a practicar un canibalistico rito con un recién nacido, este lo abrió por el vientre y cerceno  sus órganos e hizo con su cráneo un cáliz que utilizó para beber el verdusco semen de sus compañeros como símbolo de poder, el cuarto y último de estos seres se acerco a mí y murió votando sangre en mis pies.
-Yo trataba de recordar quien de esos niños era mi hijo.-

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