El pálido viento del monte me indico que ya había llegado. Tal vez lo note después, pero el sol que cruzaba el paisaje se tapaba con las nubes nocturnas.
Subí la senda sin detenerme, sabiendo que muchos guardianes invisibles me vigilaban... en aquel momento creí saber lo que no podía explicar; la entrada era la misma, melancólica y fúnebre, la casa del anciano era igual, seria y mortuoria.
El viaje de aquella tarde me dejo muy cansado, silenciosamente caí en la profundidad del sueño, al despertar me encontré en las mas espesas de las tinieblas de la habitación, aquel instante recordé el temor de un infante ante tal "cuadro". Encendí una vela para alumbrar a la acosante noche, nuevamente me recosté para dormir y fue cuando comenzó: "Una procesión funeraria arrastraba mi mente, una voz de lúgubre vestimenta paralizo mi cuerpo, fue entonces cuando sentí que E.D. quería arrancar mi alma.
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