
Trinus, me llevó al cuarto, antes de iniciar fui a una tienda del sector a comprar un licor muy fuerte y barato. El gris del cielo copulo con mi beoda conciencia, el silencio encripto mis sentidos.
El cirio me hipnotizaba con su sensual inmovilidad; al otro lado de la blanca esperma reposaba sobre la marca de agua de mi altar la fantasmal vertebra craneal. Miraba en mis manos el licor y el agua, pensaba que eran tan idénticos pero con distintos efectos, tal vez parte de dios sea así (jajajajaja).
Estuve mantralizando mi nombre, Anubis y faraón por un momento, cerré mis ojos y el cosmos de la obscuridad estallaba en masivas atmosferas de big bang, me acerqué al hueso colocado en el altar y sentí un gran cariño una gran sensación de que conversaba con un buen amigo, aunque hasta hoy no se de quien es.
La tarde se volvió mas obscura y la lluvia comenzó a caer y con esta yo también caí pero en estado de sueño. Oníricamente solo recuerdo que estaba por un teatro para adultos del centro de la ciudad, después de esto desperté, la llama del cirio aun brillaba y la obscuridad de la tarde habitaba el cuarto, la mejor canción que escuché en aquel instante fue el frio caer de la lluvia.
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